Las medidas de salud pública de Canadá que fomentaron la ingesta de ácido fólico entre las mujeres podrían haber reducido el índice de enfermedad cardiaca congénita en los recién nacidos, según informan investigadores.
En 1993, Canadá emitió directrices que recomendaban complementos de ácido fólico. La fortificación de la harina con ácido fólico se recomendó en 1996 y se hizo obligatoria en 1998.
En este estudio, un equipo de la Universidad McGill de Montreal identificó a más de 2,200 bebés que tenían enfermedad cardiaca congénita grave nacidos en Quebec de 1990 a 2001. Los investigadores compararon la incidencia de tales defectos de nacimiento en cuatro periodos distintos relacionados con el ácido fólico, antes de la complementación, antes de la fortificación, la transición a la fortificación y después de a la fortificación.
Encontraron que no hubo una reducción significativa en la prevalencia promedio de defectos cardiacos congénitos graves en los recién nacidos hasta el periodo posterior a la fortificación (1.94 frente a 1.72 casos por 1,000 nacimientos vivos).
"Las medidas de salud pública para aumentar la ingesta de ácido fólico fueron seguidas por una disminución en la cantidad de nacimientos con enfermedad cardiaca congénita grave, lo que corrobora la hipótesis de que el ácido fólico podría haber tenido un efecto protector sobre la enfermedad cardiaca congénita", concluyeron los investigadores.
El estudio fue presentado en la reunión anual de la American Heart Association en Orlando, Florida. |