Las causas se vinculan a su cambio de rol en la sociedad. Cada año mueren 8 millones de mujeres por enfermedades cardiovasculares.
Por Alice Pollina. Especial para Clarín.com. informedeldia@claringlobal.com.ar
Las enfermedades del corazón son la primera causa de muerte entre las mujeres, supera al cáncer, al HIV, a la tuberculosis, entre otras patologías. Los especialistas afirman que los factores de riesgo emocionales se fueron agudizando a medida que el universo femenino se insertó en el mundo del trabajo y su rol se equiparó al de los hombres. A la vez, cumplen con su maternidad y realizan las tareas del hogar. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya son más de ocho millones las mujeres que mueren cada año, víctimas de diversas cardiopatías.
“Antes era raro ver a una mujer con problemas cardíacos coronarios, pero en estos momentos están superando las enfermedades cancerosas. Esto nos da la pauta dUn informe realizado el año pasado por los investigadores argentinos del Estudio Multicéntrico de Cirugía Cardíaca, indicó que las mujeres llegan al quirófano con peor perfil clínico que los hombres y que en casi la mitad de los casos son operadas de urgencia, están subtratadas o submedicadas. “Hay que tener en cuenta que las emociones se sienten en todo el cuerpo. La persona tiene que poder contactarse con lo que le pasa y utilizar recursos intelectuales para buscar soluciones a los problemas que la están tensionando. Uno se puede enfermar del estómago, de un ojo, del hígado. Pero si el corazón falla, se muere”.e que a la mujer le está pasando algo que tiene relación con ciertas características de la sociedad actual”, afirma María Cristina La Bruna, médica psicoanalista y master en neurociencias del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA). Sin embargo, los hombres todavía las superan en las probabilidades de padecerlas. Según el estudio Framingham, los síntomas en las mujeres se manifiestan 10 años después que en los varones, pero cuando ellas sufren un infarto agudo de miocardio el pronóstico es peor.
Además, las enfermedades cardíacas congénitas se manifiestan en forma diferente en cada sexo. En las mujeres la angina de pecho es el síntoma inicial más frecuente, mientras que en los hombres el infarto del miocardio (ataque al corazón) es la situación coronaria más común. El estudio Framigham también indica que los ataques al corazón son más fatales en las mujeres que en los hombres. “La mujer está tironeada porque tiene un sello ancestral vinculado con el género: la procreación, el cuidado doméstico, la demanda estética, el apuntalamiento de los padres. Todo motiva muchas exigencias. En cambio, el hombre tiene que mantener a la familia pero llega a la casa y baja la cortina”, considera La Bruna.
Aunque este sello ancestral también puede afectar el corazón de las mujeres solteras. “El hecho de vivir sola se asoció también a la reincidencia de los eventos coronarios”, afirma Mirta Laham, Doctora en Psicología especializada en psicocardiología, del Instituto de Investigaciones Médicas Alfredo Lanari. “Estas investigaciones sugieren que la falta de apoyo, de contactos y en especial el aislamiento social, crean una tensión que dan lugar a patrones de conducta y respuestas fisiológicas cuyos efectos, a largo plazo, pueden ser nocivos y causar una coronariopatía”, dice la especialista. Esto también puede llevar a una depresión, que junto con la hostilidad, el enojo, la ira y los sentimientos negativos, constituyen los principales factores de riesgo emocional de las enfermedades cardiovasculares.
“Las emociones positivas estimulan algunas adrenalinas que tienen que ver con estar contentos” dice Laham, quien explica que las emociones negativas, en cambio, provocan una reacción fisiológica que incluye el incremento de la presión arterial y de las catecolaminas o niveles de corticoides. “Todo porque se elevan las hormonas en la sangre que pueden dañar el corazón y los vasos sanguíneos. Por ejemplo, la epinefrina, noradrenalina, adrenalina, aceleran el corazón y suben la presión sanguínea”, agrega la doctora. Este proceso del cuerpo es más significativo en las mujeres con personalidad competitiva, dedicadas más al trabajo que a la familia, y que son las más propensas a sufrir infartos.
Además, el ritmo de vida acelerado no les permite detenerse a reconocer sus dolores, ni a tomar conciencia de sus aspectos emocionales o de conducta. Muchas veces, su dedicación al trabajo hace que tengan problemas familiares. Y a todos esos factores emocionales y de estilo de vida se le suma la posibilidad de que sean fumadoras, que tomen demasiado alcohol o que sumen riesgos para su salud coronaria. “Muchas mujeres no consideran a las enfermedades cardiovasculares como un problema que también afecta a su género y las asocian exclusivamente con el hombre. Esta es una posible causa de la falta de apreciación del origen cardíaco de sus síntomas”, dice Laham.
Un informe realizado el año pasado por los investigadores argentinos del Estudio Multicéntrico de Cirugía Cardíaca, indicó que las mujeres llegan al quirófano con peor perfil clínico que los hombres y que en casi la mitad de los casos son operadas de urgencia, están subtratadas o submedicadas. “Hay que tener en cuenta que las emociones se sienten en todo el cuerpo. La persona tiene que poder contactarse con lo que le pasa y utilizar recursos intelectuales para buscar soluciones a los problemas que la están tensionando. Uno se puede enfermar del estómago, de un ojo, del hígado. Pero si el corazón falla, se muere”. |