El estrés como causa de la Hipertensión
La situaciones vitales y el estrés pueden desempeñar un papel importante en el desarrollo y mantenimiento de la hipertensión arterial. Estos factores psicológicos se sumarían a otros factores como el tabaquismo, o a los derivados de la dieta, como el exceso de colesterol o la ingesta de sal.
El estrés crónico puede provocar hipertensión a través de múltiples vías:
- Aumentando el gasto cardíaco de origen simpático
- Disminuyendo la actividad vagal
- Aumentando los niveles de catecolaminas
- Potenciando el sistema renina angiotensina aldosterona
- Disminuyendo la sensibilidad del reflejo barorreceptor.
Repercusión del estrés laboral en la hipertensión
La actividad laboral se asocia a incrementos en los valores medios de presión arterial que pueden o no atravesar el umbral de hipertensión.
Se ha comprobado que la respuesta puede ser diferente en hombres y mujeres trabajadores. Mientras que el varón se ve más afectado por las demandas profesionales y situaciones de agresividad o ira contenidas, la mujer, sobre todo si es además madre de familia, presentaría mayor respuesta al estrés doméstico que al que manifestaba durante el trabajo.
Algunos subgrupos de personas con antecedentes familiares de hipertensión podrían resultar más sensibles al efecto del estrés y contribuir éste al desarrollo de hipertensión en el futuro.
Influencia de las emociones en la hipertensión: ansiedad
Determinados rasgos psicosociales como la variabilidad emocional negativa, que suele acompañarse de menor satisfacción social, mayor percepción de estrés diario, rasgos de ansiedad y síndrome depresivo suelen asociarse a una mayor respuesta de presión arterial y frecuencia cardíaca ante las emociones negativas percibidas a lo largo del día.
La ansiedad es un síntoma muy frecuente en la sociedad actual. Sin embargo, a pesar de su alta prevalencia a menudo tarde en establecerse su relación con una variedad de síntomas somáticos dirigidos a diferentes órganos y aparatos: cefalea tensional, síndrome del colon irritable, dolor torácico atípico, fibromialgia, síndrome premenstrual...
Los pacientes hipertensos pueden experimentar ansiedad al ser conscientes de su diagnóstico. Muchas personas experimentan reacciones negativas al saberse hipertensas. Unos minutos antes se encontraban perfectamente y se sabían sanos y al comunicarles que sus cifras de presión arterial están elevadas se desmoronan por pasar a engordar las listas de "enfermos crónicos". Se cierra así un circulo vicioso de ansiedad, respuesta hipertensora de estrés, más ansiedad que a veces cuesta mucho romper.
La presión arterial aumenta en las personas que experimentan crisis de angustia. La ansiedad sobre hipertensión provoca más hipertensión, y la hipertensión sobre la ansiedad provoca más ansiedad.
Las técnicas de control de estrés para controlar la presión arterial: la relajación
La relajación es una técnica de autocontrol del sistema nervioso que puede ser utilizada como ayuda para el control de la hipertensión arterial. Los individuos pueden relajarse voluntariamente en distintas situaciones de su vida personal o profesional, lo cual favorece una disminución de la presión arterial por reducción de la activación del sistema nervioso autónomo. Pero no puede considerarse como la única herramienta para el manejo de la hipertensión.