Un nuevo estudio demostró que, en las mujeres jóvenes, sanas y con peso normal, el uso de las nuevas píldoras anticonceptivas de "tercera generación" eleva el nivel de una proteína inflamatoria relacionada con la enfermedad cardíaca llamada proteína C reactiva, o PCR.
Esto, a la vez, aumentaría en esas mujeres el riesgo de padecer la formación de coágulos y cardiopatías.
Tanto las píldoras anticonceptivas de segunda como las de tercera generación contienen una forma de estrógeno llamada etinilestradiol más otra hormona llamada progestina.
La diferencia entre ambos tipos de píldora es la clase de progestina que contienen. Los anticonceptivos más modernos contienen desogestrel o gestodeno, mientras que las generaciones anteriores poseen levonorgestrel o norgestrel.
Las píldoras de tercera generación con desogestrel o gestodeno aparecieron para reducir los efectos adversos de los anticonceptivos orales, en especial la enfermedad cardiovascular, explicó el equipo dirigido por la doctora Sabina Cauce, de la Universidad de Udine, en Italia.
Los resultados de la nueva investigación fueron publicados en la revista Obstetrics and Gynecology.
No obstante, la evidencia disponible sugiere que, a diferencias de las generaciones anteriores, estas nuevas preparaciones aumentarían el riesgo de que el organismo produzca coágulos sanguíneos. |