Pero un estudio halla que, para las mujeres, el ejercicio reduce significativamente este riesgo
12 de enero, 2010
Un estudio reciente halla que para las mujeres menores de setenta, incluso un aumento de diez latidos por minuto en el ritmo cardiaco en reposo incrementa el riesgo de muerte por ataque cardiaco en 18 por ciento.
Investigadores noruegos le dieron seguimiento a la salud de unos 50,000 adultos saludables a partir de los veinte años de edad durante un promedio de 18 años. Durante ese periodo, murieron 6,033 varones y 4,442 mujeres. El ataque cardiaco y el accidente cerebrovascular causaron más del 58 por ciento de las muertes entre los varones y más del 41 por ciento de las muertes entre las mujeres.
Entre mayor era el pulso en reposo de una persona, mayor era el riesgo de morir por enfermedad cardiovascular, sobre todo de enfermedad cardiaca isquémica (ataque cardiaco y angina). Los varones que tenían un pulso de 101 latidos por minuto o más tenían 73 por ciento más probabilidades de morir de enfermedad cardiaca isquémica que los que tenían pulso entre 61 y 72 latidos por minuto, el ritmo normal y saludable.
Las mujeres que tenían un ritmo cardiaco en reposo de 101 latidos por minuto tenían 42 por ciento más probabilidades de morir de enfermedad cardiaca isquémica que las que tenían pulso normal. El estudio halló que esto resultó particularmente cierto entre las mujeres menores de setenta que tenían ritmo cardiaco más rápido en reposo, ya que tenían más del doble de probabilidades de morir a causa de un ataque cardiaco.
Pero el estudio también halló que las mujeres que tenían niveles mayores de actividad física estaban en menor riesgo de morir por enfermedad cardiaca isquémica, incluso si su ritmo cardiaco en reposo era elevado.
Las mujeres físicamente inactivas cuyo ritmo cardiaco en reposo era de 88 latidos por minuto o más tenían el doble de probabilidades de morir de ataque cardiaco que las que tenían un ritmo cardiaco más lento. Pero las mujeres que tenían un ritmo cardiaco de 88 latidos por minuto o más o que hacían ejercicio intenso y frecuente tenían apenas 37 por ciento más probabilidades de morir de ataque cardiaco. Sin embargo, este efecto protector del ejercicio no se observó entre los varones que tenían ritmos cardiacos más rápidos.
El estudio fue publicado en línea el 12 de enero antes de la edición impresa de la Journal of Epidemiology and Community Health.
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