Hacer ejercicio con cierta regularidad es bueno para la salud en general, pero, además, protege de las enfermedades coronarias.
Tenemos suficiente evidencia de que personas que tienen un trabajo relacionado con algún tipo de actividad física sufren un menor número de ataques cardíacos, en comparación con personas que llevan una vida más sedentaria.
Aún las actividades moderadas pueden, durante períodos prolongados, ser beneficiosas si se realizan regularmente.
El ejercicio físico regular, como la natación, las caminatas enérgicas, el jogging, o andar en bicicleta, es llamado aeróbico porque el cuerpo utiliza el oxígeno para producir la energía necesaria para realizarlo. Una ejercitación aeróbica regular, realizada al menos 30’, 3 ó 4 veces por semana, mejora el estado del corazón y los pulmones.
Este tipo de actividad le permitirá sentirse mejor porque:
- Lo ayudará a relajarse, aliviando sus tensiones.
- Genera mayor energía física.
- Ayuda a eliminar o reducir el estrés, la ansiedad y la depresión.
- Favorece el descanso durante el sueño y la capacidad de despertar.
Y, además, usted se verá sí mismo mucho mejor ya que:
- Quema las calorías, reduciendo el sobrepeso
- Controla el apetito
- Tonifica los músculos
Incluso, notará que puede trabajar mucho mejor debido a que:
- Aumenta su capacidad para el trabajo físico
- Aumenta la resistencia muscular
- Mejora el funcionamiento del corazón y del sistema respiratorio.
Sentirse mejor, verse mejor, trabajar mejor, son signos de un mejoramiento en su calidad de vida.
En cuanto a los beneficios que el ejercicio trae al corazón lo más importante es que disminuye la cantidad de pulsaciones. En un minuto, una persona inactiva necesita entre 70 y 75 latidos para bombear la misma cantidad de sangre que una persona activa bombea con 40 a 50 pulsaciones. Pero, además ayuda a combatir el sobrepeso, con las nocivas consecuencias de aumento en los niveles de colesterol.
Si ya ha sufrido un ataque cardíaco, seguramente, su médico le indicará algún programa de ejercicios en su período de rehabilitación.
Si nunca ha realizado una actividad física con regularidad, le recomendamos comenzar de a poco, e ir aumentando la intensidad y duración del ejercicio gradualmente. Si percibe algún dolor, sufre mareos o tiene dificultades para respirar, deténgase a descansar. No se sobrecargue y consulte siempre a su médico.
FUENTE:
DAVIDSON, C., Las enfermedades coronarias.
DURRINGTON, P., Cardiología preventiva.
EJERCICIOS Y SU CORAZÓN. Una guía para la Actividad Física. Programa de asistencia al paciente. Parke-Davis. |