Cuidar a los personas enfermas conlleva una importante sobrecarga física y emocional.
La mayor parte de los cuidadores asume ese papel de forma casual tras el diagnóstico de una enfermedad coronaria a un familiar, por lo que de pronto se ven realizando una tarea para la que no están preparados y que además deben compaginar con su vida laboral, familiar y social.
Esta situación puede desembocar en el síndrome del cuidador quemado, caracterizado por el agotamiento físico y psicológico. Para prevenirlo es importante que el cuidador tenga unos hábitos de vida saludables, realice ejercicio físico, lleve una dieta equilibrada, controle su peso, vigile su tensión arterial y cuente con periodos de asueto o de descanso.
Para ayudarlo en su inestimable tarea le acercamos 10 sugerencias básicas a tener en cuenta:
Decálogo del cuidador
1. Piense en sus necesidades y derechos. Cuide de sí mismo como un ser humano que merece tanto respeto, consideración y cuidados como el propio paciente.
2. Pida ayuda. Su familia, sus amigos y los servicios públicos y privados pueden facilitarle alguna de las tareas o procurarle momentos de respiro.
3. No sobreproteja al paciente. Si no existe una demencia o enfermedad degenerativa asociada a la cardiopa-tía, el enfermo es el primer responsable de su salud. No tome decisiones que él mismo pueda adoptar. No haga las cosas por él si él es capaz de llevarlas a cabo.
4. Establezca una relación cordial y de igualdad con la persona cuidada. Ella debe respetar su esfuerzo y valorarlo. Si hay temas pendientes en su relación pasada, procure solucionarlos cuanto antes. Si no, dificulta-rá su relación cuidador-cuidado. No admita que el chantaje emocional o los reproches formen parte de su relación con el paciente o con el resto de la familia.
5. Elabore un cuadro de medicaciones y un calendario de visitas al médico. Evitará las dudas de último mo-mento y facilitará la organización doméstica.
6. Tenga siempre a mano los teléfonos de emergencia y los informes médicos. Así no perderá un tiempo que puede ser precioso si ocurre algo inesperado.
7. La rutina puede ser un gran hallazgo. Si establece un ritmo en sus tareas y en sus obligaciones, puede rebajar la ansiedad y el estrés. Haga participar a todos los miembros de su familia: reparta responsabilidades.
8. No se guarde las dudas y las preocupaciones. Coméntelas con sus seres queridos y, de ser necesario, acuda a los profesionales. Si no entiende las respuestas, no lo oculte. Con una educada insistencia, logre aclarar todo lo que le angustia.
9. Vigile su bienestar emocional. Verbalice sus sentimientos, reconozca su derecho a tener percepciones negativas o a cansarse y estar enfadado. Aprenda a manejar sus sensaciones y a buscar momentos para relajarse y hacer algo que le guste.
10. Aliméntese correctamente y haga ejercicio. No fume ni abuse del alcohol. Su salud es tan importante co-mo la de aquel a quien cuida. Es su primera responsabilidad. |