Los infartos que padecemos a partir de los 40 años comienzan a gestarse en la infancia.
En el 90% de los casos los infartos y sus consecuencias posteriores como la mortalidad, o la insuficiencia cardíaca en personas mayores, son efecto de un nocivo estilo de vida que se aprende y se arraiga en la primera década de vida.
No hay que esperar hasta la adolescencia para empezar a hablar de la salud con nuestros hijos, alumnos, pacientes y desarrollar una vida cardiosaludable.
Lo ideal es comenzar la educación de la salud desde edades tempranas:
- Antes de los 6 años: es el momento de inculcar hábitos saludables comenzando por predicar con el ejemplo.
Es en esta etapa donde debemos acostumbrar a los niños a seguir una dieta equilibrada (por ejemplo comer diariamente fruta) y practicar actividad física. No permitiendo que distracciones sedentarias como estar frente al televisor y/o la computadora excedan las 2 horas diarias.
- Entre los 6 y los 10 años: ésta es la etapa ideal para comenzar a hablar con ellos de temas de salud, dado que en estos años los niños se encuentran más receptivos al aprendizaje y a la incorporación de modelos saludables.
En esta etapa podemos comenzar a hablar de los valores e una buena alimentación (por ejemplo mientras hacemos la compra en el supermercado), estimularlos a hacer deportes por distracción y juego y no por competencia, ya que esto sería imponerles una carga, la del logro. Y también, es ideal para comenzar a ver con ellos los daños del tabaco enseñándoles que la mejor manera de no caer en esa adicción es no dar la primera pitada. (Después en la adolescencia será tarde porque los pares, la necesidad de pertenencia a grupos —que suelen inculcar el cigarrillo como hábito social—, será más fuerte que nuestros consejos).
Los pilares de la educación cardiosaludable en los niños son:
- El ejemplo que le damos en casa
- Nuestras charlas en el hogar y la escuela
- La influencia de modelos del deporte |