Los varones y las mujeres no experimentan el estrés de la misma forma.
Las variaciones de la sensibilidad a lo largo del ciclo menstrual, los distintos significados que atribuyen a un problema, el modo en que enfrentan los obstáculos, y hasta diferentes tipos de estresores ( situaciones y hechos que desencadenan estrés), como diferentes maneras de ver la vida, descontando las diferencias biológicas, son todos factores importantes que marcan las diferencias.
En nuestra experiencia en el tratamiento de pacientes que padecen síntomas físicos y psicológicos atribuibles al estrés hemos encontrado ciertas diferencias en la forma en que el estrés les afecta.
Así, analizando los informes de muchos pacientes, detectamos que debido a las diferencias, tanto en las preocupaciones como en los modos de afrontamiento, debíamos diseñar programas “a medida“ de una y otra realidad.
El ciclo menstrual:
Es sabido que los niveles de las hormonas de activación (cortisol y adrenalina, por ejemplo) no son estables a lo largo del día, y que guardan relación con el ritmo sueño-vigilia, lo que es importante a la hora de manejar el estrés .
En este ítem no encontramos diferencias entre varones y mujeres.
Pero cuando consideramos el ciclo menstrual (lunar), observamos que la sensibilidad de las mujeres ante los estresores, varía a lo largo del mismo.
Hemos observado que en las mujeres impactan mucho más los estresores internos (síndrome premenstrual: molestias, dolores, cambios anímicos, etc.) que las situaciones externas, que sí afectan más a los varones (problemas laborales, por citar un ejemplo)
Diferencias en los estresores
Muchos de los acontecimientos estresantes son compartidos por ambos sexos, pero sin embargo algunos son específicos de las mujeres. Algunos ejemplos:
- Embarazo con o sin pareja estable/Ser único sostén del hogar
- Ser víctima de violencia o acoso sexual/maltrato físico o psicológico en el hogar
- Dificultad entre ser ama de casa y profesional y sostener los 2 roles sin inconvenientes/ multiplicidad de tareas superpuestas/desgaste por tareas rutinarias y no remuneradas como son las tareas del hogar
- Infertilidad
Es notorio además que en nuestra sociedad, la mujer tiene, y tuvo, el rol de dadora, que se brinda plenamente, y nada necesita.
Es por ello que a menudo, no es la tarea en sí lo estresante, sino el rol asignado que recae sobre ella.
Diferencias de significados
En los chistes de pasillo, en las oficinas y reuniones sociales circula todo tipo de chistes, machistas y de los otros.
Dentro de los primeros, si un hombre quiere avanzar y prosperar se dice que es “emprendedor”; si lo mismo hace una mujer, es una “trepadora”; si él es atractivo y lo sabe capitalizar, es un galán; si ella hace lo mismo, es una “cualquiera”.
La lista podría continuar, pero lo que podemos observar, es que la mujer, haga lo que haga, queda sin salida; poder desentrañar este enredo trae alivio, y la desculpabiliza de lo que la sociedad le endilga.
De las preguntas planteadas en el estudio de 2001 sólo 2 se comportaron como estresores:
- Trastornos premenstruales (70%)
- El desagrado que les produce ser sostenidas económicamente (80%)
Las molestias producidas en la Menopausia no superaron el 50 %, si bien es cierto que la muestra de mujeres de esa etapa era menos significativa que el resto.
En dicho trabajo, además de analizar los estresores propios, surgieron otros no planteados por los investigadores, sino que surgieron como respuesta a una pregunta abierta:
¿Qué otras situaciones aparte de las nombradas le resultan estresantes?
Como elementos específicos de las mujeres aparecieron:
- Falta de igualdad de oportunidades;
- Dificultad para reinsertarse en el medio laboral, luego de las licencias por maternidad;
- Cansancio por noches sin dormir velando por la salud de un hijo enfermo, y no poder descansar porque tiene que ir a trabajar;
- Soportar el mal carácter del marido;
- Integración de las neo-familias: los míos los tuyos, los nuestros...;
- Falta de tiempo personal: o está en el trabajo, o en casa con los hijos;
- Dificultad para delegar la crianza o las tareas hogareñas (“como yo, nadie”).
Los otros estresores que aparecen en la pregunta abierta, son comunes a ambos sexos:
- Problemas laborales: inseguridad, desempleo, sobreexigencia por sobreocupación, falta de dinero, estancamiento personal/ y o profesional por no contar con fondos para seguir formándose.
- Sensación de salto al vacío: no hay redes sociales de sostén; auge delictivo.
Las conclusiones de los investigadores es que se vislumbra un borramiento entre los estresores de las mujeres y de los varones, y que sí se remarcan los específicos de las mujeres en cuanto a sus ciclos vitales (menarca, embarazo, parto, climaterio y menopausia). |