Un estudio encuentra que los que salen de trabajos difíciles reportan la mayor mejora
5 de noviembre, 2009
Las cosas que uno no hace después de jubilarse parecen facilitar que se duerma bien.
Un estudio de casi 15,000 trabajadores franceses que se habían jubilado encontró que las probabilidades de tener problemas de sueño en los siete años siguientes a la jubilación eran casi 26 por ciento menores que en los siete años antes de dejar de trabajar.
Las mejoras del sueño probablemente tenían menos que ver con la manera en que pasaban su jubilación que con la eliminación de las exigencias y el estrés psicológico asociados con trabajar, apuntaron los investigadores.
El autor principal del estudio afirmó que el hallazgo fue sorprendente. "Estudios anteriores mostraban una fuerte relación entre el estrés laboral y los problemas de sueño, pero la investigación sobre las consecuencias de salud de la jubilación habían producido resultados contradictorios", aseguró el Dr. Jussi Vahtera, profesor de salud pública de la Universidad de Turku en Finlandia. "En algunos estudios, se ha planteado que la jubilación representa un factor estresante adicional, pero en otros se presenta como un alivio".
La prevalencia de problemas de sueño entre los jubilados franceses, todos ex empleados de una compañía gubernamental de gas y electricidad, se redujo de 24 por ciento en el año antes de la jubilación a alrededor de 18 por ciento en el primer año tras la jubilación. No se intentó determinar el tipo específico de problemas de sueño experimentados por los jubilados.
La mayor reducción se observó entre varones que habían reportado depresión o fatiga mental antes de la jubilación. Las mejoras en el sueño tras la jubilación fueron también más pronunciadas entre los trabajadores a nivel administrativo y trabajadores de turnos o que habían tenido puestos que se consideran psicológicamente exigentes.
Los únicos jubilados que no experimentaron mejoras en el sueño eran los que habían dejado de trabajar por motivos de salud.
Los participantes del estudio tenían beneficios de empleo que se han hecho menos comunes, entre ellos estabilidad laboral garantizada, jubilación obligatoria entre los 55 y 60 años, y una pensión que proveía un 80 por ciento de la paga previa a la jubilación.
Vahtera apuntó que los trabajadores con beneficios menos generosos podrían no experimentar mejoras similares en el sueño tras la jubilación.
El estudio, que aparece en la edición del 1 de noviembre de la revista Sleep, se basó en cuestionarios anuales completados por 11,581 hombres y 3,133 mujeres que se jubilaron entre 1990 y 2006, a una edad promedio de 55 años. |