Aunque la enfermedad más frecuente y la primera causa de muerte tras la menopausia es la cardiovascular, la primera preocupación de las mujeres sigue siendo el cáncer de mama.
Por su propia biología, las mujeres están protegidas a lo largo de su vida reproductiva ante los trastornos cardiovasculares. Sin embargo, la llegada de la menopausia y, con ella, el descenso de estrógenos y progesterona (hormonas femeninas por excelencia y responsables de muchas de las características de la mujer tanto a nivel sexual como cardiovascular, dermatológico, óseo, etc.), hace que aumenten los factores de riesgo para desarrollar este tipo de problemas de salud.
Según un estudio realizado en España, la adopción de ciertos hábitos por parte de la mujer y el aumento de la prevalencia del síndrome metabólico (presencia simultánea de 3 o más de los siguientes factores: insulinorresistencia o diabetes, cifras elevadas de presión arterial y colesterol, niveles bajos de colesterol HDL y obesidad) está incrementando la frecuencia de trastornos del corazón y del sistema cardiovascular en la población femenina.
Entre los factores que componen el síndrome metabólico, se destaca especialmente la obesidad, que es más frecuente en la mujer que en el hombre a cualquier edad. De continuar la actual tendencia y hábitos alimenticios, en sólo 10 años más el 60% de la población adulta será obesa.
A este respecto, diversos estudios epidemiológicos han puesto de relieve que un Índice de Masa Corporal (IMC) mayor a 30 (resultado de dividir el peso en Kg. por la medida de la estatura en metros al cuadrado) aumenta 3 veces el riesgo de padecer diabetes tipo 2, casi 2 veces el de tener hipertensión arterial y 1,5 veces el de sufrir una dislipidemia, principales factores de riesgo cardiovascular. |