Desde hace 4 décadas se ha reconocido un tipo de personalidad concreto que es mucho más vulnerable a las enfermedades propias del estrés y muy especialmente la enfermedad coronaria.
Esta personalidad, que suele considerarse un factor de riesgo de enfermedad coronaria independiente de otros factores como el tabaquismo o el alto índice de colesterol “malo”, se presenta siempre con los siguientes rasgos:
- una muy alta competitividad
- un apuro exagerado o impaciencia
- hostilidad desproporcionada
Las personas con personalidad tipo A pueden aprender a modificar su estilo de comportamiento y de ese modo reducir los riesgos de enfermedad sin modificar el rendimiento cotidiano.
Para modificar esta personalidad le sugerimos:
1. Desacelerar el ritmo cotidiano:
Tomemos conciencia de que nos obsesionamos mucho con el tiempo y reduzcamos nuestro ritmo cotidiano. Intentar comer y caminar más lentamente. Sentarnos a comer y no hacerlo de pie y rápido. Planificar menos actividades por día y así no obligarnos a “correr” para hacerlo todo. Planificar mejor el tiempo para evitar el apresuramiento.
2. Dedicar tiempo a estar solos:
Programe tiempo libre para relajarse y encontrarse consigo mismo. Por ejemplo, caminar como un paseo o tomarse un descanso de media mañana para relajarse.
3. Hacer las tareas de una por vez:
En lugar de hacer varias cosas al mismo tiempo, concentrarse en una sola tarea y una vez terminada encarar la siguiente.
4. No mirar el reloj:
No vivir pendiente de los minutos que pasan. Intentar perder el sentido del tiempo. Si siente que no puede controlarlo, quítese el reloj de la muñeca durante algunos momentos del día y no lo use durante el fin de se-mana. Eso sí ¡no pregunte a los demás la hora a cada rato!
5. Buscarse aficiones:
Intente hacer tareas de aficionado o hobbies que le gusten. También intente participar de juegos triviales, no para competir sino para divertirse.
6. Expresar los sentimientos:
Hable con los demás de lo que siente. No oculte sus emociones ni pretenda controlarlas por represión.
7. Controlar la hostilidad:
Tome conciencia de las situaciones que lo ponen de “mal humor”. Esto le permitirá prever situaciones delica-das. Trate de ser más flexible consigo mismo y con los demás.
8. Intente comprender las razones de su comportamiento:
Pregúntese por qué actúa como lo hace y respóndase con veracidad. Pero, no haga trampas: no se trata de encontrar un argumento que lo justifique sino de comprender para intentar un cambio de actitud.
FUENTE:
POWELL, T., Vivir sin estrés. |
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