La problemática economía supone una carga emocional en los desempleados y las familias, incluso entre los que siguen trabajando
12 de febrero, 2009
\"Cuando se pierde el trabajo, se pierden muchas cosas\", explicó Michael McKee, psicólogo del Centro de Medicina Integral de la Clínica Cleveland en Ohio. \"Está la pérdida posible de la capacidad financiera de mantenerse uno mismo y a la familia si no se tienen ahorros. También podría haber una pérdida de respeto por sí mismo y del respeto de los demás.
Para algunas personas, se trata de una pérdida de identidad. Hay una pérdida de seguridad y de estructura cotidiana. En un extremo, también hay gente que pierden el sentido y la esperanza\". \"Lo que siento que es distinto ahora es que muchísima gente anticipa que las cosas empeorarán\", añadió McKee. \"La gente habla de una depresión. Y todo el mundo está preocupado, incluso la gente con mucho dinero y la de clase media. Sentir optimismo se está volviendo más difícil\". \"La gente podría estar consciente del estrés de perder el trabajo, pero no creo que sea consciente del impacto que eso tiene en su vida\", afirmó la Dra. Carole Lieberman, psiquiatra del Instituto Neuropsiquiátrico de la Universidad de California en Los Ángeles.
\"Cualquier pérdida resulta en depresión e ira. Se trata de dos cosas que sentirá la gente que ha perdido su trabajo\". Si se ha perdido el trabajo, se puede reaccionar de varias formas. Una es con calma, al pensar \"puedo encontrar otro trabajo, y tengo dinero ahorrado, así que todo irá bien\". O, apuntó Brantley, se puede reaccionar con \"pensamientos catastróficos\", como que no se va a encontrar otro trabajo, o que se perderá la casa, y eso causará una reacción en el cuerpo. \"Un elemento importante es la percepción de la situación y la narrativa que la persona le asigna\", dijo Brantley.
McKee y Lieberman señalaron que no los que han perdido sus trabajos no son los únicos que sienten estrés hoy en día. Las familias de los desempleados, e incluso los que aún tienen trabajos, también se ven afectados. \"La culpa del superviviente abunda en el lugar de trabajo, y ahí hay un ambiente mucho más estresante. Además, se supone que la gente se sienta agradecida de aún tener trabajo, aunque cada vez se le pide hacer más\", apuntó McKee. |