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Entrevista Dra. Mirta Laham con Lúcia Lurcovich.
Obesidad y sedentarismo
2ª Jornada de Psicocardiología
Psicocardiologia
La intervención psicocardiológica en el paciente cardíaco
Depresión o negación, reacciones comunes luego de una angioplastia
La psicología, al servicio de la prevención del infarto
Tecno Estrés
“La ira perjudica en forma directa las arterias del corazón”
¿Suele ser cínico? Cuide su corazón
La psicocardiologia surge como nuevo abordaje
Cuando la Tecnología nos enferma
 
“La ira perjudica en forma directa las arterias del corazón”
05-05-09

La Dra. Mirta Laham, creadora de la especialidad de Psicocardiología, asegura que esa y otras emociones impactan en nuestra salud, y que los pacientes cardiológicos que buscan una recuperación deben enfrentar la enfermedad desde lo físico y lo psicológico.   

Escuchar al corazón ya no es sólo una cuestión de sentimientos, sino también de salud física, porque su salud depende también de nuestra forma de vida y de nuestras emociones. A esta y a otras conclusiones ha llegado la Dra. Mirta Laham, junto con un grupo de investigadores que la acompañan en el estudio y desarrollo de la psicocardiología, una nueva disciplina que buscar abordar la prevención y el tratamiento de las enfermedades cardiológicas de manera integral.

¿Cómo surge la psicocardiología y de qué se trata?
Mirta Laham: La psicocardiología surge de una investigación en pacientes cardíacos que trataba de determinar qué factores de la personalidad y de las emociones podían incidir en este tipo de pacientes. Aquí se descubre que en uno de los tres grupos establecidos: de pacientes cardíacos, crónicos y otro de personas con un estilo de vida similar, la única variable distinta que se encuentra en el primero es la del malestar social. Así se empieza a indagar en los pacientes con infarto, por qué tenían este malestar social que se destacaba por sobre los otros dos grupos.

¿Qué otra diferencia encontraron?
ML: Cuando uno recorre las investigaciones previas en pacientes que han tenido un infarto, hay un reconocimiento de un patrón de conducta que en los años sesenta se denominó de tipo A, con las siguientes características: la competitividad, la urgencia en el tiempo, un estilo más agresivo, personas que están comprometidas en demasía con su trabajo; y empezamos a darnos cuenta de que todas las personas que terminan padeciendo infarto tienen este tipo de personalidad.

¿Podemos decir que este tipo de conductas o patrón de personalidad es más propenso a las enfermedades cardíacas?
ML: Hablamos de personas que tienen una alta reactividad al estrés; entonces, ante esta reactividad, tienen ese tipo de comportamiento que las perjudica. Con lo cual acá vemos la relación entre el estrés y la conducta.

¿Qué rol juega la psicocardiología en todo esto?
ML: La psicocardiología trabaja los factores psicosociales en los pacientes cardíacos, tanto las cuestiones conductuales como emocionales, y una de las cuestiones que estamos trabajando, principalmente en prevención, es el cambio de hábitos. Porque si hay algo difícil de modificar y de mantener en el tiempo son los hábitos que hemos sostenido a lo largo de toda la vida; por ejemplo, el de fumar.

¿Qué factores de la personalidad o de las emociones inciden en las enfermedades cardíacas?
ML: Trabajamos mucho en reconocer los factores que podían incidir en las enfermedades cardíacas, y uno muy importante es el de la ira. Especialmente en las personas que tienen carácter explosivo o en aquellas que están permanentemente manifestando su enojo. Esa ira va directamente a perjudicar a las arterias, porque hay una descarga de adrenalina y cortizol que afecta directamente a la parte íntima del sistema arterial. Si una persona se enoja de esa manera cinco o seis veces por día, va lastimando permanentemente las arterias; y esto está probado.

¿Podemos decir que las emociones impactan en nuestro corazón, físicamente hablando?
ML: Sí, totalmente. La ira, el dolor profundo, la depresión o el decaimiento anímico fuerte y el estado de mucha ansiedad pueden ser causales de enfermedades cardiovasculares.

¿Qué tipo de prevención podemos tener?
ML: En las enfermedades, hay lo que denominamos factores de riesgo: enfermedades declaradas, como la diabetes y la hipertensión, el sedentarismo, la obesidad, el tabaquismo, el consumo de alcohol en exceso, el estrés y los factores psicosociales.

¿De cuáles se ocupan ustedes?
ML: Nosotros nos abocamos más a los cambios de hábitos: el sedentarismo, el tabaquismo, la obesidad, lo que tenga que ver con el estrés y los factores psicosociales, como el estrés laboral, los problemas familiares y otros problemas que preocupan en demasía a quienes los padecen.

¿Qué información destaca en este sentido?
ML: El tema de la causa: cuando una persona tiene un infarto, el preguntar si antes, esto es, dentro de los 6 meses anteriores a ese momento, tuvo algún problema de estrés o alguna dificultad familiar; siempre nos encontramos con que sí, que hubo un factor desencadenante.

¿En general, esta causa está más asociada a los problemas personales o profesionales?
ML: Dentro de lo que hemos visto, nos encontramos con problemas de trabajo, la muerte de un ser querido o una separación. Es muy importante el reconocimiento del desencadenante y saber que una persona, cuando tiene algún problema importante y tiene factores de riesgo, debe trabajar en la prevención. Esto significa, también, dejar de postergar el cambio de hábitos que una persona sabe que debe realizar y lo pasa siempre para más adelante.

¿Ud se refiere tanto a los cuidados físicos como al cambio de hábitos?
ML: Totalmente, hoy hay un reconocimiento del ser humano integral, no se puede tratar a una persona desde el corazón y no pensar qué le pasó para llegar a ese momento. Si bien la enfermedad coronaria es una enfermedad que viene desde la niñez, provocando la arterioesclerosis en las arterias, se sabe que la persona ha llegado a padecer un infarto, justamente, porque tiene un recorrido en su vida, y hay una forma de vida que debe modificarse.

¿Cómo podemos darnos cuenta de que estamos en riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular?
ML: Personas que están muy ansiosas, que tienen alta reactividad o que se enojan con mucha facilidad por cualquier cosa, que tienen como una depresión más bien ansiosa, estos son verdaderos llamados de atención. Así como las mujeres nos hacemos mamografías, deberíamos hacernos electrocardiogramas y ecocardiogramas por una cuestión de prevención, desde lo médico y también desde lo psicológico. “La psicocardiología colabora para recuperar la calidad de vida, para ayudar a la persona a volver a su centro, con el fin de que pueda sentirse mejor. Luego del tratamiento, las personas aseguran que se sienten mucho mejor que antes”.

¿A qué se refiere con “prevención en el aspecto psicológico”?
ML: Nosotros trabajamos con técnicas donde cada persona puede reconocer su problema. Por ejemplo, si tiene alta reactividad al estrés, si tiene una situación de mayor enojo que lo normal y otras cuestiones. Las personas necesitan ver por qué deben cambiar para que sientan que su esfuerzo vale la pena. Tampoco hay en los médicos una conciencia generalizada de lo que es la psicocardiología. Nosotros estamos realizando un trabajo serio para demostrar la importancia de esta especialidad.

¿Qué logros tienen los pacientes cardíacos que abordan el tratamiento desde lo psicológico y lo físico?
ML: El paciente que se cuida baja su colesterol, empieza a realizar una actividad física, cuida sus valores de estrés y aprende a manejarlos, tiene una vida más centrada y tranquila, reconoce sus problemas y comienza a resolverlos de una manera diferente: estará trabajando en la prevención de un segundo infarto. La persona que hace todo eso, seguramente no lo va a sufrir. Es muy importante que los pacientes puedan realizar una rehabilitación cardíaca; nosotros estamos trabajando para armar grupos con este fin, basándonos en los buenos resultados que han tenido en otros países.

¿A qué dificultades se enfrentan generalmente este tipo de pacientes?
ML: Los pacientes, luego de un infarto, corren el riesgo de tender a la depresión o a negar la enfermedad. En este caso, sucede que frente a intervenciones tan rápidas como la angioplastia, el paciente se enfrentó con muy poco tiempo para el reconocimiento de la propia enfermedad. Muchos pacientes te dicen que la angioplastia fue como sacarse una muela, sin tomar conciencia de que estuvo en riesgo la propia vida y que, frente a esta realidad, es necesario un cambio de hábitos, una nueva manera de encarar la vida.

Y en el caso de la depresión…
ML: Hay pacientes que, después de un infarto, entran en un estado depresivo porque tienen una sensación general de decaimiento, sobre todo cuando se les coloca un by-pass, ya que es una operación más complicada en la que la persona tiene un sentimiento más cercano a la muerte.

¿Cómo asumir las responsabilidades después de una enfermedad cardiaca?
ML: La gran mayoría quiere retomar su vida de antes, sin elaborar esto que les ha pasado. Es complicado si sucede esto, porque el peligro que se corre es el de un segundo infarto. En este punto la toma de conciencia de los cuiddos a tomar a de ahora en más es muy importante. Cuidar la calidd de vida tiene que ser el camino a seguir.

¿Qué otros aportes brinda esta disciplina?
ML: La psicocardiología colabora para recuperar la calidad de vida, para ayudar a la persona a volver a su centro, con el fin de que pueda sentirse mejor. Luego del tratamiento (tanto físico como de hábitos), las personas dicen que realmente se sienten mucho mejor que antes, pero no se refieren al momento en que empezaron el tratamiento, sino a mucho antes de que desarrollaran la enfermedad.

EL SÍNDROME DEL CORAZÓN ROTO El infarto de miocardio es la primera causa de muerte en la mujer. La Dra. Mirta Laham asegura que la mujer puede padecer el síndrome del corazón roto: “esto significa que cuando pierde a su compañero o a un ser querido, al poco tiempo puede tener un infarto. Cada vez se ven más mujeres de 50 y 55 años con infarto, y la gran mayoría tiene que ver con el stress como desencadenante”. Además: A partir de la menopausia, la mujer corre el mismo riesgo de padecer un trastorno coronario que un varón. A pesar de que el dolor agudo se considera el síntoma más común del infarto, los estudios revelaron que en las mujeres, sólo un 30 por ciento siente dolor y que sus síntomas más comunes son la sensación de fatiga, los problemas respiratorios y los vértigos.

DRA. MIRTA LAHAM * Es doctora en Psicología clínica, directora fundadora del Instituto de Psicocardiología. Se desempeñó, además, como coordinadora del consultorio exterior del Servicio de Salud Mental Dr. Alfredo Lanari, y es autora de los libros Psicocardiología: Abordaje psicológico para al paciente cardíaco y Escuchar al corazón.

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