Obesidad y enfermedad cardíaca
Existen 2 tipos de obesidad: la de inicio en la edad adulta y la que comienza en la infancia.
La primera se da en casi todas las personas entre los 20 y 40 años y evoluciona con la edad y el aumento de peso.
La particularidad de la obesidad de la etapa adulta es que las células adiposas sólo aumentan su tamaño y pueden volver a la normalidad con una dieta.
En cambio, en la obesidad de toda la vida aumenta tanto el tamaño como el número de células adiposas y su origen tendría factores genéticos.
En cualquier caso, la obesidad masiva genera aumento del volumen sanguíneo y del gasto cardiaco.
Como consecuencia el corazón pesa más:
Los exámenes del corazón en pacientes con obesidad crónica muestran que el peso de este órgano es mayor, hay hipertrofia (crecimiento) y dilatación del ventrículo izquierdo y en algunos casos hipertrofia del ventrículo derecho.
El incremento del peso del corazón no se debe a un exceso de grasa en el músculo cardiaco. El aumento del tamaño se debe a la presión que ejerce el corazón para bombear mejor la sangre en un cuerpo obeso.
Y provoca los siguientes riesgos:
La hipertensión es común en las personas obesas, pudiendo decirse que el riesgo de hipertensión es tres veces mayor en el individuo con sobrepeso que en la persona con peso normal.
La obesidad conlleva a una coronariopatía (angina de pecho, aterosclerosis, infarto) al aumentar una serie de factores de riesgo, estos comprenden: hipertensión, hiperinsudinemia, hiperdislipidemia y diabetes mellitus.
La insuficiencia cardiaca del obeso suele ser crónica. Al principio la congestión pulmonar (problemas para respirar) obedece a la reducción de la elasticidad de las cavidades del corazón por el incremento de la presión sanguínea.
En una persona obesa, el notable incremento crónico del trabajo cardiaco acaba por producir insuficiencia cardiaca, cuyos resultados pueden ser fatales.
La obesidad es uno de los factores más importantes para el desarrollo de la hipertensión arterial. En las personas mayores de 45 años, el riesgo es mucho mayor. Cuando la relación cintura-cadera es mayor a 0.80, la frecuencia de problemas cardiovasculares y de presión arterial elevada es mayor, siendo generalmente las cifras bajas las que primero se elevan.
La insuficiencia cardiaca se presenta cuando el corazón es incapaz de poder llevar por todo el organismo la sangre, teniendo que hacer un gran esfuerzo contra la resistencia que le ofrece un cuerpo obeso.
La ateroesclerosis es el endurecimiento de las arterias, que junto con la obesidad y el exceso de grasa circulante en la sangre, obstruye más rápidamente y de manera más importante todas las arterias, especialmente las arterias coronarias que son las que irrigan al corazón.
La obesidad provoca que las paredes de las venas, especialmente de los miembros inferiores, al hacer esfuerzo en el traslado de la sangre de la periferia al corazón se van haciendo más insuficientes, presentándose la insuficiencia venosa que se manifiesta con las várices.
Es conveniente realizar actividades físicas continuamente para mantener un estado de salud adecuado.
El ejercicio aumenta el colesterol bueno, también la masa muscular, disminuyendo el componente de grasa en exceso en el cuerpo.
Asimismo, se recomienda seguir un régimen alimenticio sano, evitando las grasas en exceso, el alcohol y el tabaco. |