Un estudio reciente halla que los altos niveles de triglicéridos son fuertes predictores de problemas cardiacos y que, por tanto, deberían estar entre las medidas de grasas sanguíneas de los programas de prevención.
El estudio original fue diseñado para evaluar la efectividad de las estatinas reductoras del LDL, en la disminución de la recurrencia de la enfermedad coronaria tras un ataque cardiaco. El nuevo estudio examinó los datos de 4,162 participantes en el ensayo para observar la relación entre los niveles de triglicéridos y la incidencia de problemas cardiacos y muerte.
A diferencia del colesterol LDL, para el que el nivel recomendado en sangre es de 70 o menos, no hay un nivel recomendado de triglicéridos en sangre, pero 150 miligramos por decilitro o menos es considerado como lo deseable.
Cuando los participantes fueron divididos en cuatro grupos según sus niveles de LDL y triglicéridos, los que estaban en el grupo que tenía los niveles de triglicéridos por debajo de 150 y de LDL por debajo de 70 lograron mejores resultados, ya que tenían un riesgo 28 por ciento menor que los del grupo que tenía la mayor lectura de triglicéridos y LDL.
Obviamente, los resultados necesitan confirmarse, dijo Miller. "De momento, no tenemos una recomendación para reducir los triglicéridos, así que el siguiente paso lógico será un estudio que determine si bajar los niveles de triglicéridos y de LDL reduce más el riesgo que disminuir sólo el LDL", apuntó. Ya están en marcha dos estudios que persiguen ese objetivo, anotó Miller.
El problema de los triglicéridos es que "son la grasa más inestable del cuerpo", así que se necesitan al menos dos lecturas para tener una medida exacta de los niveles en sangre, explicó. |