27 de agosto, 2009
Los amigos tienen una enorme influencia sobre el paso de los adolescentes de la experimentación con el cigarrillo a la adicción, pero también lo tienen los padres.
Un estudio, que siguió a 270 adolescentes que se habían transformado en fumadores ocasionales antes del colegio secundario, halló que el 58 por ciento había desarrollado la adicción en duodécimo grado.
Pero la posibilidad de que eso ocurriera dependió en parte de los amigos y de los padres, indicó el estudio publicado en la revista Pediatrics.
Si los amigos y los padres eran fumadores, los adolescentes eran más propensos a fumar a diario.
Por otro lado, eran menos propensos a fumar diariamente si sus padres tenían un "manejo familiar positivo", es decir, que controlaban las salidas de sus hijos, les imponían castigos razonables cuando no cumplían con las normas familiares y recompensaban la buena conducta.
Los adolescentes que tenían padres que les imponían límites y no eran fumadores tenían un 31 por ciento más de probabilidades de volverse adictos al cigarrillo. Esas posibilidades crecían al 71 por ciento entre los adolescentes con padres fumadores y más laxos en cuanto a la conducta de sus hijos.
"Hallamos que los padres tienen un papel importante en la prevención del paso de la experimentación al consumo diario de cigarrillos en los hijos", explicó a Reuters Health la autora principal, doctora Min Jung Kim, investigadora asociada de la University of Washington, en Seattle.
Estudios previos habían coincidido al hallar que la adicción al cigarrillo en los amigos es el mejor vaticinador adolescente de la adicción. Otros estudios habían afirmado que los padres casi no influyen una vez que los hijos se vuelven adolescentes.
Los nuevos resultados sugerirían lo opuesto. Según Kim, los padres tendrían un papel importante cuando se trata de contrarrestar la presión de pares. |