Las pruebas en hombres y ratones relacionan el azúcar con la hipertensión y dicen que la hora del día también podría tener que ver.
24 de septiembre, 2009
El gusto por los dulces de los estadounidenses podría estar contribuyendo a la creciente cantidad de personas que tienen hipertensión.
Dos estudios recientes relacionan la fructosa, el tipo de azúcar de las gaseosas y muchos tipos de comidas endulzadas, con la presión sanguínea elevada, la cual es un importante factor de riesgo para los ataques cardiacos, la apoplejía y otras enfermedades cardiovasculares.
"El estudio plantea la posibilidad de que la fructosa pueda tener que ver con toda la patogénesis de la hipertensión", señaló el Dr. Richard J. Johnson, profesor y jefe de la división de enfermedades renales e hipertensión de la Universidad de Colorado y coautor de uno de los estudios. Los hallazgos presentados en la Conferencia 'Investigación sobre la Presión Arterial Alta' de la American Heart Association en Chicago.
"Muestra que si se ingiere cierta cantidad de fructosa, se puede elevar la presión arterial" al nivel de la hipertensión, aseguró Johnson.
En el estudio, dirigido por Johnson y el Dr. Santos Pérez Pozo, nefrólogo del Hospital Mateo Orfila de Menorca, España, participaron 74 varones que tenían una media de edad de 51 años que llevaban una dieta que incluía 200 g de fructosa al día. La mitad también tomaba dosis diarias de allopurinol, un medicamento para la gota que reduce los niveles de ácido úrico en la sangre, mientras que los demás tomaban un placebo.
Luego de dos semanas, los varones que llevaban una dieta rica en fructosa que tomaban el placebo experimentaron un incremento promedio de seis puntos en la presión arterial sistólica (el número superior de una lectura de 120/80) y tres puntos de presión arterial diastólica (la otra cifra). Los varones que tomaron allopurinol junto con la dieta rica en fructosa solo tuvieron un aumento de un punto en la presión sistólica.
Los resultados del estudio parecen confirmar la creencia de que la fructosa incrementa la presión arterial aumentando los niveles de ácido úrico, señaló Johnson, pero resaltó que el hallazgo es preliminar.
El otro estudio presentado en la reunión cardiaca halló que el momento junto con la cantidad de fructosa consumida afectaban la presión arterial. El estudio fue realizado en ratones.
Para el estudio, los ratones que durmieron durante el día tenían acceso no restringido a agua enriquecida con fructosa y acceso restringido a horas diurnas o nocturnas. Los monitores se implantaron en ratones para medir la presión arterial.
Los ratones consumieron grandes cantidades de agua endulzada, señaló Mariana Morris, vicepresidente asistente de estudios de postgrado y presidenta del departamento de farmacología y toxicología de la facultad de medicina Boonshoft de la Universidad Estatal Wright de Dayton Ohio, quien dirigió el experimento.
Los ratones que consumieron fructosa continuamente o en la noche experimentaron un aumento en la presión arterial, con un pico nocturno, cuando estaban despiertos. El patrón se revirtió en ratones que consumieron fructosa en las horas diurnas, elevado durante el día y bajo en la noche. La reversión del ritmo diurno y nocturno "es similar al patrón observado en diabéticos humanos", señaló Morris. Esto sugiere que el momento de la ingesta de fructosa es importante para las patologías cardiovasculares, dijo.
Los resultados fueron similares a los de otro estudio sobre el que se informó el 3 de septiembre en línea en Obesity en el que se puso a los ratones en una dieta rica en grasa. Algunos se alimentaron durante las horas diurnas normales de sueño, mientras que otros fueron alimentados en la noche. Los ratones que comieron durante el día (cuando se supone que debían estar durmiendo) alcanzaron en promedio un 48 por ciento de aumento de peso, en comparación con el veinte por ciento de los que fueron alimentados en la noche.
Lo que sucede con los ratones sucede probablemente en humanos, aseguró Morris. "Tenemos el 99 por ciento del mismo genoma", dijo.
FUENTES: Richard J. Johnson, M.D., professor and head, division of renal diseases and hypertension, University of Colorado, Denver; Mariana Morris, Ph.D., assistant vice president, graduate studies, and chairwoman, Pharmacology and Toxicology Department, Boonshoft School of Medicine, Wright State University, Dayton, Ohio; Sept. 23-24, 2009, presentations, American Heart Association High Blood Pressure Research Conference, Chicago
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
Relacionan el uso de antidepresivos con defectos cardiacos en recién nacidos
Investigadores halla que algunos fármacos aumentan la posibilidad de malformación del tabique.
25 de septiembre, 2009
Las mujeres que toman algunos antidepresivos durante los primeros tres meses de embarazo podrían tener un riesgo ligeramente mayor de dar a luz a bebés con defectos congénitos, hallaron investigadores daneses.
Los riesgos se observaron en antidepresivos como sertralina y citaloprama, que pertenecen a la clase de medicamentos conocida como inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS).
Las mujeres que tomaban más de un ISRS al principio del embarazo tenían un riesgo cuatro veces mayor de dar a luz a bebés con este problema, señalaron los autores de un estudio que aparece en la edición en línea del 24 de septiembre de BMJ.
Pedersen recomendó la realización de más estudios de mayor tamaño para analizar este problema.
En agosto, la American Psychiatric Association, en colaboración con el ACOG, recomendó que las mujeres con depresión mayor que estuvieran embarazadas o tuvieran la intención de quedar embarazadas pueden empezar o continuar con los medicamentos antidepresivos, mientras que las mujeres que decidan dejar la medicamento deberían considerar la psicoterapia.
"Lo ideal sería que trabajara estrechamente con un psiquiatra y su obstetra/ginecólogo en la planificación del embarazo", destacó Wu. "Cuando el embarazo ocurre de forma repentina, se mezcla la ansiedad y muchas hormonas más, así que probablemente no sea un buen momento para dejar su medicación, y desde luego necesita supervisión".
Por otro lado, las pacientes que están relativamente estables podrían considerar suspender la medicación durante el primer trimestre, sabiendo que el efecto de los medicamentos tarda entre cuatro y seis semanas en desaparecer y que se debe reiniciar ante la primera señal de recaída, señaló Wu. |